Sorolla comenzó su formación en 1876 en su ciudad natal, primero en la Escuela de Artesanos, después en la Escuela de Bellas Artes, que por aquel entonces dependía de la Real Academia de San Carlos. En 1881, terminados sus estudios, viajó por primera vez a Madrid y visitó el Museo del Prado. Ese año concurrió a la Exposición Nacional de Bellas Artes y conoció al pintor Ignacio Pinazo (1849-1916), cuya influencia sería fundamental en este periodo de formación. En 1884 recibió el primer reconocimiento oficial a su obra al serle concedida una medalla en la Exposición Nacional y obtener una pensión de estudio en Roma, adonde se trasladó en 1885. Durante el tiempo que estuvo disfrutando de la pensión y hasta su regreso definitivo en 1889, aprovechó también para viajar por Italia y París. En la capital del Sena tuvo la oportunidad de ver la obra de los pintores plenairistas, cuya influencia fue fundamental para la pintura de Sorolla. Su consolidación como artista se inició durante la década de 1890, ya instalado en Madrid.
A partir de 1892 participó regularmente en numerosas exposiciones nacionales e internacionales (Salón de la Sociedad de Artistas Franceses, Exposición Internacional de Múnich, Exposición Universal de Chicago, entre otras). El reconocimiento internacional de Sorolla continuaría creciendo en los años siguientes, sobre todo cuando se presentó individualmente su obra en la Galerie Georges Petit de Paris (1906), donde obtuvo un clamoroso éxito de ventas. Animado, expuso en 1908 en The Grafton Galleries de Londres, donde conoció a Archer M. Huntington, fundador de la Hispanic Society de Nueva York, quien le invitó a mostrar su pintura al año siguiente en su ciudad. La exposición viajó a Buffalo y Boston, y en 1911 recibió el encargo de Huntington de decorar la Biblioteca de la Hispanic Society, un proyecto en el que trabajaría hasta 1919. Tras un ataque de hemiplejía en junio de 1920, abandonó la pintura, viviendo retirado hasta su muerte.